sin miedo a pensar

APAGA EL SILENCIO Y LLENA TU MENTE DE RUIDOS HERMOSOS QUE ACALLEN EL ALMA ANGUSTIADA, RESPIRA EL AROMA DE LETRAS QUE EN UN LIBRO SE ENCIERRAN, Y ABRE LAS PUERTAS SIN TITULO QUE TODAVIA HAN DE ESCRIBIRSE... LEE Y CREA BURRO!!
29/9/10
Crónicas de un sicario (10)
[...]Las sirenas ensordecedoras, las luminarias rojas sobre el techo del vehículo, fogonazos intermitentes desfiguran los rostros y parecen extender la sangre más allá de las sombras. Con letal indiferencia se ven relucir los fusiles automáticos por la puerta abierta del furgón. Callados, agazapados tras una montaña de deshechos, silban los rateros y maleantes, desacostumbrados al alboroto de semejante despliegue policial, la curiosidad los impulsa hacia la escena. Como brujas danzando alrededor de una hoguera en pleno aquelarre, las figuras deformes crecen y empequeñecen desvaneciéndose a veces, resurgiendo aterradoras ante la mirada encendida de la casa en llamas.

-Es una lástima...- Toma aire- y por su puesto no casual -Levanta el mentón buscando el fin de la columna de humo- el hecho de que sea esta y no otra la casa incendiada. Por no hablar de que tampoco de casualidad venía yo a esta dirección. Me pregunto si no hay alguien observando mis movimientos, quizá alguien se me ha adelantado a sabiendas de que vendría...-Caminando hacia el portal y casi pensando en voz alta proseguía con los ojos turbados- Lo preocupante no es que haya maleantes intentando dificultar la investigación, al fin y al cabo es naturalmente su cometido. Lo más inquietante es que puedan hacerlo sin levantar sospechas... -Explicaba pensativo el hombre más joven de todos, vestido con un misterioso sombrero negro, el resto de uniformados y perplejos policías callaba. El furgón sanitario manchado con el hollín y oscurecido por discurso del fuego, se decidía por fin a evacuar al último de los tres cuerpos encontrados, calcinados en parte y vivos, llenos de llagas, irreconocibles se los llevaban al más incierto de los abismos... Cuando la intensidad de las llamas se satisfizo, habían ardido en parte los edificios vecinos, tres cuerpos más fueron tapados y dos unidades de bomberos peleaban por terminar con la bestia...

Una mano enfundada en el bolsillo profundo y secreto de una gabardina, tan familiar como el olor a chimenea, delicadamente furiosa y casi púrpura al amanecer, desvelaba el misterio en forma de lista que aparecía en un papel arrugado. Con la velocidad que aparece la niebla en los humedales tachó con decisión la dirección escrita y que ante él ardía... -Tengo que ser más discreto, aunque este desmadre tiene pinta de risotada brabucona. No, no es nuestro asesino, aunque seguramente esté relacionado...- El crepitar de las últimas brasas parecía engrandecer con los primeros rayos del sol, anunciantes de que la tregua con el insomnio tendría que esperar por una última prueba de fe: una buena taza de café caliente.

Continuará...
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18/9/10
Crónicas de un sicario (9)
[...] Tras unos barrotes tan grises como la temible sala que hay al final del corredor de la muerte, un gigante de barro con las mejillas sonrojadas llora desdichado. Su traje, arrugado tras la noche en vela, se decolora con la luz fluorescente. Sus manos unidas por dedos enormes, los nudillos desollados, marcados por la rabia y la pared. Una figura parpadea al son de la bombilla que ampara al prisionero. -"Abre la puerta, voy a interrogar al detenido"- El inspector al mando da una orden y todos han de cumplir en el acto. La puerta se desliza hacia un lado ante una mirada iluminada por la culpa, busca los ojos indagadores del responsable que sin dudar entra en la celda.

Con una firme indiferencia las palabras del inspector retumban en el reducido espacio, casi tanto como en la cabeza del cautivo-"Bien, ¿sabe usted que sentido tiene esta situación?, yo se lo diré: ninguno. La realidad es que necesito saber qué sabe, me importa una carajo cuán culpable sea o deje e ser. Pero, por si se le ha pasado por la cabeza, no he venido a proponerle absolutamente nada. Cuente qué hizo durante el fin de semana y todo lo que sepa del muerto, su jefe. Según parece no confiaba en todo el mundo, y menos si no lo tenía a sueldo, por lo que si usted estaba con él cuando lo mataron, quizá pueda ilustrarme la situación ..."- El joven indagador pasea mareando con sus frases en buen tono al pobre desdichado. No pretende mas que aturdir lo suficiente al preso situándolo en una posición de inferioridad sin retorno, la culpa hará el resto. No parece mal tipo, simplemente es tan estúpido como el muerto, pero con una pizca más de suerte.

Ni una hora después, sube por la escalera apresuradamente, sostiene un papel en la mano y parece concentrado en analizar su contenido. Al entrar en su despacho no repara en la visita inesperada que aguarda con un buen montón de papeles desordenados bajo cada brazo. Anda rápido hasta su mesa, abre un cajón y se dispone a pasar a limpio el contenido del papel arrugado. -"mmm... No está mal, una dirección, un par de sitios caros y una lista de actividades, tan al detalle que parece un guión de una película ganster... ¡Esto es un comienzo!"- piensa distraídamente en voz alta... -"Señor, disculpeme..."- interrumpe cuidadoso uno de los dos supervisores, tiene la cara sudada y despeinado el bigote, tan grotesco que resulta difícil escuchar sus palabras. Con un intencionado desdén, el excitado inspector resuelve:-"Deja la documentación sobre la mesa"- se gira bruscamente hacia él y continúa.-"Espero que sean los informes relativos al ex alcalde, si es así, pon a dos hombres a revisar el registro de viajes..."-vuelve en dirección al perchero y mientras recoge un par de cosas, termina:-" ... Quiero saber cómo se movía, cuándo prefería salir, dónde, con quién... ya sabe, querido compañero, esas cosas. Por último, necesitaré un listado con todos los nombres, profesión y última dirección conocida, de todas las personas, vivas o muertas que aparezcan en ese montón de escombros al que llaman archivo."- Sin decir más sale por la puerta, con el papel en una mano y la gabardina sobre el brazo contrario. El revólver y su funda quedan al descubierto, de un precioso color negro, el cuero resalta el brillo pulido del arma; al parecer, no es tan niño como aparenta... Al momento se vuelve a abrir la puerta del despacho, entra de nuevo el inspector, esta vez con la gabardina puesta y el sombrero cubriéndole a medias el rostro. Serio, diligente y autoritario:-" Señor supervisor, no se olvide de añadir los nombres y direcciones de los agentes o ex agentes que aparezcan, revisaré los datos por la mañana, si hay algún error... Le responsabilizaré a usted. ¿Entendido?"- La única respuesta que fue capaz de dar el pobre hombre se redujo a un movimiento afirmativo y seco de cabeza.

La lista, llena de nuevas anotaciones, va diseñando el recorrido de la investigación y, casi de una forma predeterminada, los despiertos ojos del lince que se creía extinto, vuelven a brillar bajo el sombrero negro de una noche de otoño...

Continuará...
posteado por david @ 14:36   0 comentarios
Crónicas de un sicario (8)
[...] "Otro crimen atroz", "Otro cargo de peso asesinado", "la realidad supera a la ficción con el asesinato del Alcalde", "Asesinato en el Hotel Cristo"... El rezo de todos los titulares clamaba inseguridad, los gritos de los quiosqueros intentando hacer su negocio más visible ahogan el rumor de un lunes ordinario. Todos los magnicidios dejan cicatrices en la opinión pública, en la sociedad y en la vida política, pero son más patentes cuando el alcalde yace retorcido en su cama, rodeado de policías con cara de asco.

-"La impersonalidad del crimen no deja lugar a dudas, este crimen, esta obra de exagerada escrupulosidad solo ha podido llevarla a cabo un cuidadoso asesino, un profesional del asesinato."- Comentaba el joven inspector inclinado sobre la ventana y perdiendo la vista en imposibles caminos de fuga. En verdad era demasiado joven para estar ni siquiera en la policía, imberbe y lúcido, sin contaminar por la corrupción que de siempre se reconoce en un policía de paisano. Una gabardina negra lo hacía parecer mayor, un sombrero a juego ocultaba su rostro infantil y oscuro ante el escepticismo y la incredulidad de quienes se resolvían a hablar con él.

La infructuosa toma de pruebas circunstanciales en el Hotel Cristo había dejado muy mal sabor de boca al conjunto de la policía, inmersa en una investigación frustrante abocada al fracaso y al espectáculo periodístico. La oficina central padecía un evidente nerviosismo, agitados, los agentes de seguridad corrían de un lado a otro, descamisados, despeinados... desesperados. Al parecer alguien sin nombre pero con mucha reputación y al cual todos debían temer, se encargaba ahora de apretar las tuercas y forzar los engranajes de la maquinaria policial.

La mirada cansada pero siempre despierta del emisor se clavaba incesantemente sobre el trabajo de cada uno de los investigadores. No parecía tener clemencia para nadie, excepto para aquél que fuese a traerle una pista, un indicio. La carne fresca, rebosante de inexperiencia, provocaba el desprecio soberbio del joven inspector.- "¿Ninguno de estos cuarentones ha investigado nunca un asesinato?", no me lo puedo creer, esta oficina apesta a corrupción barata, a concesión y vista gorda... a incompetencia"- murmullos propios de un viejo gruñón afloraban inconscientes desde la garganta llena de humo, hasta el oído ebrio de necedades del inspector. Seguía sin dar crédito a su traslado: -"Tan urgente como parecía; tan necesario, como inútil."- Aún no había conseguido suficientes apoyos para seleccionar su equipo de confianza. Por el momento los tenía a todos ocupados recavando información, tres hombres en la hemeroteca, dos en casa del alcalde hablando con la viuda, cinco en la calle buscando chivatos y testigos, dos más supervisando el trabajo en la oficina de cinco novatos que analizaban aturdidos expedientes antiguos, otros tres patrullando por el barrio rico... -"Un total de veinte policías en un mismo caso y demasiadas incógnitas... Pero ¿qué demonios hacía el alcalde en un hotel del barrio burgués, un domingo por la noche con un guardaespaldas, mientras su mujer, ciertamente engañada, pensaba que estaba en el típico viaje de trabajo?..."- suspira, toma humo de un cigarrillo mal liado y mientras expira pensativo: -"En verdad, los estúpidos que mueren así no tienen imaginación ninguna, ¿en qué piensan cuando engañan a sus mujeres?. Necesito investigar al muerto, de otra manera no sabré por qué lo han matado, ni por supuesto, quién lo ha hecho..."- Sale por la puerta de su despacho y grita:-"¡Quiero el historial delictivo, de tráfico, fiscal y patrimonial del muerto, y lo quiero antes de que ninguno vaya a mear!"- Concluye con un portazo tan autoritario que hasta a él mismo se la acelera el corazón...

Cuando vuelve a salir, se dirige directamente escalera abajo a la sala de interrogatorios, donde el guardaespaldas cautivo tendrá que explicarse...

Continuará...
posteado por david @ 5:31   0 comentarios
17/9/10
Crónicas de un sicario (7)
[...]Un fantasma intenta seducir a la muerte para retrasar, aunque sea un minuto, su marcha del mundo físico. Entre sudores con un fuerte olor a alcohol, sombras de una ventana abierta jugueteando con la horrible cortina de un hotel y el ruido tímido de la calle, una criatura atormentada lucha frenéticamente por despertar. La estancia rezuma una tensión áspera, difícil de digerir. La luz del pasillo se cuela frágil por debajo de la puerta. De pronto, una sombra la oculta fugazmente - "la puerta esta vigilada", no es una opción por el momento".- piensa el intruso; ya no le queda tiempo, mira el segundero de su reloj esperando... El corazón corre rápido en su pecho invulnerable, bien cubierto y parcialmente invisible. Por un instante, más que suficiente, la sombra desaparece en la habitación, la luz del pasillo se ha apagado como estaba previsto a las tres. Sólo un resplandor frío que se hunde en la garganta atormentada y blanda. Nada más, la luz regresa sin que nadie interrumpa la imagen de la desesperación. Un cuadro pintado con brocha de acero y silencio, de sangre y calculador esfuerzo.

Lo abominable del acto, es sentirse culpable. No hay vuelta a tras, no hay vueltas que darle a nada. Descolgándose sigiloso por la fachada, como un gato negro de ojos claros camina por la cornisa sobre el vacío. El hotel no es muy alto, pero una caída de más de seis metros no es nada recomendable si uno acaba de cometer el crimen que por la mañana será la portada de todos los periódicos. La noche achucha rápida, presto, como si alguien le estuviese persiguiendo desaparece hacia la parte de atrás del hotel.

La mente distraída y la mirada ejecutora, la cara dura y el gesto seco, gira la llave y disfruta inspirado de un momento de reflexión y amparo mientras la música del coche lo llena todo: "Cuando uno se pasa media vida jugando a las guerras y haciéndose preguntas como ¿cuántas balas hacen falta para ganar una guerra? O pensando, debería disparar... si eres un niño, todo suena estúpido y nadie le dará importancia, pero cuando creces, la primera vez que tienes que disparar, todas esas tonterías cobran sentido. Es tu responsabilidad mantener el control y eliminar la culpa, esto es un negocio. Somos demasiados y prescindibles."


Continuará

posteado por david @ 12:32   0 comentarios
2/9/10
Crónicas de un sicario (6)
[...] La cara de un ángel se apaga ante la luz negra de las circunstancias. No hay lugar para el personaje, no alcanzan las frases escritas por otros, ahora, sólo el corazón habla. Ni siquiera el reciente éxito de su último papel aparece entre sus pensamientos. Recorre una vez más su dolor mientras va recuperando sus recuerdos. Según la versión policial todo sucedió durante la representación, mientras ella pasaba por su mejor momento, alguien le arrebataba la vida a su padre de un disparo. Los asesinos de su viejo y estrambótico director, estaban dentro de la sala, ahí mismo, delante de todos; sin embargo, nadie los vio.

Siempre se había sentido fuerte y emprendedora, casi temeraria. Si había aceptado la invitación de su padre en un proyecto tan comercial, era simplemente por lo obvio, necesitaba el dinero. Una mujer que lo había tenido todo ¿necesitaba dinero?, esa era la pregunta que se hacía constantemente, la atormentaba llenándola de una vergüenza revolucionaria impropia. De alguna manera siempre había intentado conseguir sus metas por sus propios méritos, sin pedir ayuda ni depender de nada más que su esfuerzo. Estaba claro que si quería viajar a Francia a seguir su carrera de actriz, necesitaría todo el dinero que pudiese conseguir...

De vuelta en sí misma, inhaló una bocanada de aire como si se estuviera ahogando, repentina y redentora la trajo de vuelta a la tarde ocre llena de viento. Las ausencias se difuminan con el tiempo, mezclándose con partes de nosotros mismos hasta cristalizar en recuerdos, imágenes que desnudan lo más íntimo de nosotros.

"Qué reflejo daré ahora ante la mañana homicida de sueños cuando no pueda pensarle, ni estremecerme entre sus extravagantes historias, tan difíciles de interpretar..."

Continuará

>>c"
posteado por david @ 14:06   0 comentarios
1/9/10
Crónicas de un sicario (5)
[...] La fragilidad del otoño se torna cruda y roja en la mañana del funeral. Los trajes deambulan posando ante una pintoresca escena, entre vestidos de luto y falsos ánimos. Muchos abrazos, nadie parece lamentar verdaderamente la muerte del hombre que tanta gente ha juntado...

Dos figuras de mujer se retuercen entre brotes de lágrimas interminables. Tan cerca del hoyo como les permiten quienes las sujetan y consuelan. Por fin el cura procede con las palabras, típicas hasta la ordinariez. Es un juicio rápido, el aire mueve las nubes juntándolas para mostrar su pena y la gente desaparece. El mundo gira igual para todos menos para las dos figuras que aún se sujetan en la soledad del cementerio cuando se rompe el cielo sobre ellas, descubiertas. También, sobre la misma figura que ayer espiaba en la noche, cae el agua, rápida y juguetona con el viento; sin embargo él no ha ido para llorar. Una parte de todo es asegurarse de que las cosas han salido bien, sin exponerse demasiado al peligro y, a menos que el ataúd estuviera vacío, las cosas le han salido bien.

El sonido de un coche con motor de cohete absorbe las conversaciones de los rezagados. El cementerio apesta a hipocresía, pero también a reflexión y miedo, es un lugar que es mejor evitar todo lo que se pueda...


Continuará...
posteado por david @ 12:42   0 comentarios
David


hard core libertario

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