sin miedo a pensar

APAGA EL SILENCIO Y LLENA TU MENTE DE RUIDOS HERMOSOS QUE ACALLEN EL ALMA ANGUSTIADA, RESPIRA EL AROMA DE LETRAS QUE EN UN LIBRO SE ENCIERRAN, Y ABRE LAS PUERTAS SIN TITULO QUE TODAVIA HAN DE ESCRIBIRSE... LEE Y CREA BURRO!!
2/11/10
Crónicas de un sicario (16)
[...] El fuego, domado en la chimenea como los sentimientos en la mente de un profesional, causa verdaderos incendios en las ensimismadas pupilas de los ojos marrones que lo contemplan. Inmóvil, un hombre sueña con infiernos pasados, sentado en un viejo sillón acolchado, aclara con su conciencia sentimientos de culpa, si ella no puede de seguro recurrirá a la razón, fuerte e implacable. El aspecto fino, serio, hermoso en su madurez y seco, tajante en la mirada con un pálido brillo rojizo, le otorga el sabor abrasador del odio y la premeditación.

Agitación y lucha en la quietud anaranjada de la estancia, controversias inadmisibles chocan frenéticas en el interior de la sombra, sentada mientras en la calle el cielo cubierto parece resquebrajarse. Sobre la pequeña mesa de madera se encuentra un dossier desordenado, escrupulosamente revisado y con diversas anotaciones, varios cuadernos acompañan la pila de libros al lado del sillón, en el suelo, recordando el desorden típico de la obsesión.

Por algún motivo este trabajo tiene más significado de lo que esperaba, las fotos esparcidas por la mesa muestran a un hombre obeso, fuerte y elegante, en todas ellas se le ve rodeado de matones. Una anotación junto a la foto robada del registro de delincuentes revelaba el apodo del sujeto: "El Gordo"... Un detalle que se le había estado escapando, por fin se había parado delante de él para darle el placer de conquistar la verdad sobre ese asunto: El Gordo, que había crecido en Pitlane, siempre fue un matón caracterizado por ser demasiado agresivo y tonto, continuamente pegado a Jeff Reynard quien ponía el cerebro y el dinero. Les iba bien, demasiado bien para no estar molestando a nadie, pero los negocios fuera de la ley hay que saber llevarlos. A Jeff lo mataron hace tiempo cuando lo fueron a detener. El Gordo fue juzgado y encerrado, pero cuando salió se hizo un hueco bastante arriba en el organigrama criminal, su cara de bruto refleja claramente el motivo por el cual la gente prefiere ser amigable con él. La verdad en este asunto y que turba profundamente al calculador asesino, pasa sin duda por alguna cuenta pendiente del despreciable matón con delirios de grandeza.

Las llamas terminan por extinguirse en los profundos ojos del hombre, reacciona lentamente, como si de verdad hubiese estado dormido. Sin embargo, el gesto comprometido, concentrado en el cuaderno, se enciende resolutivo y resplandeciente mientras toma notas a una velocidad pasmosa... Trazar un planificado ataque requiere información, algunos dicen que casi hace falta poder ver el futuro. Un resoplido de alivio, conocedor por la mano del final de la partida, suena leve y airoso: "Elegiste mal tu destino de vuelta, ahora te voy a cambiar el billete"...
posteado por david @ 11:43  
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David


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