sin miedo a pensar

APAGA EL SILENCIO Y LLENA TU MENTE DE RUIDOS HERMOSOS QUE ACALLEN EL ALMA ANGUSTIADA, RESPIRA EL AROMA DE LETRAS QUE EN UN LIBRO SE ENCIERRAN, Y ABRE LAS PUERTAS SIN TITULO QUE TODAVIA HAN DE ESCRIBIRSE... LEE Y CREA BURRO!!
16/2/11
Crónicas de un sicario Cap II
[...]-"La destrucción como único camino..."- Repetía entre las nieblas de la inconsciencia, ebrio de imágenes pasadas que como un río de aguas bravas desbordado, lo cubren todo. Había terminado de cobrar lo que le debía el viejo Pastor de la iglesia y se sentía mareado, lo suficiente como para retirarse a un lugar seguro. Una vez en casa, se había sentado en el sillón de siempre y padecía... simplemente las entrañas se revolvían estrangulando sus sueños.- "El menoscabo no sólo te ha alcanzado a ti"- pensaba en susurros- "está por todas partes, en las iglesias, en la policía, en los hospitales, la gente..."-Las rencillas propias de bandas armadas eran protagonizadas por cualquiera con motivos, los titulares de asesinatos rozaban lo convencional y ya no eran feudo exclusivo de algún demente. Los políticos sin escrúpulos, corruptos y consumidos por la oscuridad, conservaban sus cargos con la misma complacencia con la que miraban para otro lado, si no estaban metidos en las fechorías. "...Dispuestos a empeñarlo todo en la carrera por el poder... Dios, si somos tan efímeros..."

La marea de recuerdos vaporosos, géiser de infamias, negras cicatrices de heridas antaño sangrantes, pero que aún duelen, se apoderan lentamente de su cabeza empapada en sudor y fiebre:

Su juventud se le revelaba tan presente y viva... Las noches no parecían cesar de pasar ante sus ojos enfermos, encerrados. Un odio fulgurante y la oportunidad, le habían llevado aquella noche a fugarse de la institución de ayuda psiquiátrica del pueblo. Por aquel entonces estaba en manos de la Congregación Cristiana de los Ángeles, antes estuvo en manos de Fieles de San Rómulo de Fiésole, un grupo italiano que terminó sus días en una turbulenta cruzada judicial por su vinculación con un clan mafioso. La mayoría fueron extraditados y juzgados, la congregación se disolvió dejando el camino libre a otras que, sin dudarlo, aprovecharon la coyuntura. Tan sólo al pronunciar alguno de esos nombres, quizá casi con pensarlos, se inundaban los cielos de relámpagos y nubes centelleantes. Remolinos de energía que se asemejaban a las manos de Dios recorriendo el estrecho limbo que nos separa del paraíso.

Durante generaciones, en los pueblos de la frontera, donde la guerra se cobraba los más altos costes, los huérfanos desobedientes o problemáticos a menudo eran entregados a congregaciones religiosas de toda índole. Con la excusa de la caridad y la necesidad, familias sin recursos acudían sombrías, sacudidas por la tragedia... La mayoría eran bautizados de nuevo con nombres españoles o latinos, Americanos o Ingleses, incluso la mezcla de ambos... Entregados sin miramientos a las manos de Dios quien, al ser el padre de todos nosotros, también lo sería sin remedio de los desposeídos. Lo primero que aprendían es que el amor de los hombres y el amor de Dios arden por igual, hasta quemar el pecado, como su piel y sus mentes...-" El alma, que es eterna, sin embargo puede ser abrasada. El hombre, mortal e irrisorio, puede creerse el centro de todo y predicar que Dios se lo ha dicho." Recitaba frases, sentado en el sillón, cubierto con la manta helada de una luz fría que se colaba por la ventana.-" La sociedad de los abandonados abre sus brazos para mezclarse de una forma cívica con la sociedad resultante de los conflictos de turno."

Entre sobresaltos y aparentes convulsiones de remordimiento, la persecución de ideas continúa dentro de él. Los recuerdos fuertes y las sensaciones del pasado, hilos al viento invernal, cortan la carne de la voluntad inconsciente en el sillón, envenenados contaminan la sangre y la convierten en vapor incandescente. Un gemido se ahoga en frases susurradas:- "El mundo de los hombres apesta a desconsuelo e ilusión. La realidad siempre está más cerca del mito de lo que nadie podría suponer"... Los ojos de un diablo enredados en el amasijo de resplandores celestiales, intentando tocar con la vista los dedos de Dios; así se ve antaño, frente a la fachada de la institución, joven y erguido, sin miedo a nada, sólo a regresar. Figurante de cuadro tétrico sin duda, ensombrecido por la grandiosidad del universo en movimiento.

La barbarie desnuda en la mente de un loco, un caminante extraño, fugado y perseguido por los carceleros de un psiquiátrico, propiedad de alguien, nocturno y con las mismas caras que el destino. Las ideas vuelven a contemplar la revolución del sentimiento, el descontrol en la misma cabeza que calcula al detalle el devenir del entorno para someterlo. Sigue como un fantasma enfrente de su propia inestabilidad, aparentemente estoico y convulso hasta sudar. Pero no tiembla, se repite a si mismo: "El enemigo no huye por el miedo a caer, sino por la incertidumbre de no levantarse. Si el valiente avanza aún con ese pesar, entonces, sabrás que por encima de todo está buscando su destino."- Está lejos, joven y desprotegido en un mundo nuevo, oscuro y lleno de rabia...

De pronto, un viejo teléfono suena en el salón frío como la escasa luz y despierta a la triste figura, enferma regresa de golpe, en caída libre, sometido a la gravedad del mundo. Se levanta tembloroso y descuelga...
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13/2/11
Crónicas de un sicario (20) Final del capítulo uno
[...]Abre bruscamente la puerta del coche y arroja la maleta en el asiento de atrás, se sienta frente al volante y revisa su cara en el espejo. Sin gafas ni bigote, con la cara seca de siempre, profundiza por un momento en la oscuridad de sus pupilas... "Ese niño, ese niño... ¿soy yo? su cara aterrorizada, el miedo, la indefensión..." - Toma aire consternado, cierra fuertemente los ojos por un segundo mientras la conciencia aflora- "...Recuerdo correr descalzo, con la mirada acristalada de lágrimas, como la suya, ¿lo olvidará?..." - Un destello de luz que escapa al parasol desvela su ensoñación, un segundo de debilidad que lo aparta peligrosamente de la realidad, ¿un desliz?...

Con un trago de aire conciliador expira unas palabras de consuelo: "Sí, los niños son increíbles, si quiere sobrevivir aprenderá... "- De pronto, un fuerte golpe en el cristal. Cegado por los destellos del sol entorna los ojos para encontrar una respuesta, la sombra que se inclina sobre la ventanilla golpeándola de nuevo, esta vez con menos firmeza pero con insistencia, resulta ser conocida aunque no especialmente amigable. Irritado, intentando conservar las formas, baja el cristal. Un aire despreocupado, exhalado por la silueta y que recuerda al tabaco negro que sin duda fuma, penetra en el interior del coche: "Pensé que te ibas a quedar dormido, Paul"- dice la figura mientras aproxima la cara a la ventana y apoya el codo en el cristal a medio bajar. La vista enfocada por fin, le permite ver al hombre joven con el que se había citado. Como casi todos los jóvenes, no cuidan las formas ni cuando están haciendo negocios peligrosos. -"Quita el codo de mi maldita ventana, nadie te ha dicho que seamos amigos y deja el sobre en el asiento de atrás."- Casi de un salto, la misteriosa figura joven se cubre de nervios poniendo en evidencia su inexperiencia en estos temas:-" Tienen que estar todos, ¿entiendes?, todos y cada uno de los billetes que me debes por el Director de teatro loco y por el Gordinflón del tren." -Continúa en tono desagradable a lo que el joven responde resignado. -"De acuerdo, Paul, De acuerdo. Aquí lo tienes."-Cuela dos sobres bien gordos a duras penas por la rendija de la ventana trasera, las manos le tiemblan un poco. Una vez han caído dentro, la rendija se cierra rápidamente y la voz seca y grave de Paul resuena desde dentro del coche, seguida del rugido de arranque del motor- "Escucha Marcos, idiota, sé que fuiste a dejarle una carta a la viuda. Si me relacionan en algo contigo, no dudes que te mataré. Me dan igual los tratos que tengas con la mafia o si te crees que no me enteraré cuando pase. Vendré y te mataré, gratis."- La cara del joven latino parecía de blanco ceniza, con los ojos abiertos como platos. Toda la confianza y bravuconería que traía se habían estrellado de pleno con la realidad. Empequeñecido y seco, paralizado quedaba en la claridad del día según se alejaba el coche. Detrás una extraña columna de humo gris señalaba la dirección del viento...

¿Paul?... pero qué confianzas son esas, como me descuide me busca un lío, si no llego a tener que hacerlo de todas formas, seguro que no hubiese hecho tratos con él. Pero si tienes que hacer algo, por lo menos que te paguen por ello y, si puede ser, bien pagado... ¿Por qué sigo usando ese nombre? Odio los nombres de santos, es la última vez, Paul ... en fin, recojo el último pago y me doy una ducha. Maldita pimienta, ni cambiando de ropa...

Continua en:
Crónicas de un sicario -Capítulo 2-
La destrucción como único camino.
posteado por david @ 12:41   0 comentarios
10/2/11
Crónicas de un sicario (19)
[...] Una vez a salvo de las miradas indiscretas y de los matones del final del pasillo, dentro del sucio y estrecho servicio, miró a su alrededor y, a pesar de haber estudiado la situación y de haberlo ensayado tantas veces... seguían entrándole náuseas. Apenas cabía el espejo redondo en la pared, clavado y golpeado, tenía pinta de haber sido maldito varias veces por el hombre. Una luz solitaria parpadeaba anaranjada en el techo... Mira su reloj y, con la misma naturalidad que un hombre se levanta día tras día, arrastrando rutinas de trabajo, horarios insalvables y deberes ineludibles, se pone en marcha.

"Un fuerte estruendo marca el comienzo, una sacudida suave seguida de una fuerte, el tren se detiene. ¡Perfecto!..."- en el mismo orden exacto que sus pensamientos llegan a la lucidez, se van sucediendo los acontecimientos, uno tras otro, la precisión de un maestro o de un loco obsesionado, es igual, el resultado es el mismo. Abre la puerta ligeramente, el humo lo llena todo, gritos, pánico, gente rodando por el suelo:- "nada serio". Abre rápidamente el respiradero del servicio y sube hasta la parte exterior del vagón...

El intenso humo gris proviene justo del compartimento de El Gordo, los dos matones de la puerta tosen aturdidos mientras los que están dentro se arrastran hacia la puerta y la ventana para poder respirar. Uno ha caído asfixiado, El Gordo tose hasta babear e intenta llegar arrastrándose a sacar la cabeza por la ventanilla. Con gran esfuerzo lo consigue y toma del poco aire que deja pasar la nube de humo y que ya cubre casi todo el vagón.

Gritos aterradores recorren las estancias, más de susto que de dolor, y toses tan variadas, distintas y simultáneas que parecen un coro con todos sus integrantes, cantando exactamente la misma canción. Y de entre todos ellos sólo uno camina sobre el vagón humeante, escondido en la niebla artificial. De su sombra alargada resalta únicamente el brillo tímido de las gafas. La sombra se inclina sobre el foco de todo el desconcierto y comprueba que su víctima tose aturdida con medio cuerpo fuera del tren. "El humo de pimienta ha sido muy efectivo, las gafas gruesas y cerradas protegen mis ojos, mi bufanda larga y gruesa, mis vías respiratorias..." Mientras resume los pasos en su mente, se agarra con fuerza y velocidad a la cubierta del tren y descuelga suavemente sus piernas alrededor del inflamado cuello de El Gordo. La crueldad de sus ojos se tornó rojo sangre con la falta de aire. Los gritos ahogados y las mucosas tan irritadas que no duró vivo ni dos minutos. Su cuerpo grueso, atascado en la ventana de un tren regional, regalando billetes al viento que caían de un sobre mal guardado en la camisa. Tan triste y cómico, tan estúpido...

Por el mismo camino, ágil como un gato, regresa la sombra al vagón envenenado de pimienta, al nauseabundo servicio. Toma agua de la cisterna y moja la bufanda, justo después se la enrosca en la cabeza, tapando la cara y los ojos en parte. Al abrir la puerta descubre que todos los pasajeros están saliendo, apenas queda nadie en el vagón, bueno, los matones siguen empujando al Gordo por la ventana, pensando que sigue vivo... lo realmente triste es que no se den cuenta de que por ahí no cabe... Continúa hasta recoger su maletín, siguiendo la hilera de gente tosiendo y con los ojos llorosos, por fin la salida. Justo delante encuentra al niño pequeño con el que compartió un instante dentro, al que le dio el caramelo de fresa. Ahí está, llorando desconsolado mientras su madre lo tapa y lo arrastra lejos del tren. "En fin, será mejor que desaparezca, aún tengo que recoger parte de los pagos". Piensa al alejarse del tren en dirección opuesta a la madre y el niño, mezclándose entre la gente."¿No resulta estúpido tener que montar este teatro para estrangular a un tipo que se podría ahogar durmiendo?... malditas prisas, al menos no llegaste a llevar el mensaje, Gordo, simplemente este era tu destino..."
posteado por david @ 11:05   0 comentarios
7/2/11
Crónicas de un sicario (18)
[...] Se lo han tragado, la cápsula temporizada está justo debajo del compartimento y el objetivo está justo donde debería; una vez calculado el tiempo entre la salida y el primer apeadero, sólo es cuestión de tiempo. Quedan exactamente treinta y cinco minutos... -Meditaba mientras terminaba de ordenar sus papeles.

La mirada de un niño clavada en su distraída cara, arrugada entre barrancos de presentimientos y anhelos, parecía iluminar claramente la oscuridad tormentosa que lo envolvía. Rápidamente, mostrando su carácter más tierno, corresponde al pequeño con un caramelo de color rojo, tan apetecible que parecía brillar con vivos destellos. La cara de la inocencia se iluminó dando a la habitación musicalidad, risas y una sensación esperanzadora de futuro... Quince minutos, si vamos a tiempo deberían anunciar la siguiente parada... exactamente dentro de diez minutos. Tengo que prepararme. - Confabulaba tras la cáscara amable, tan opaco que la luz de la realidad y la risa, no penetraba dentro de él. De una forma natural se excusó ante la madre para salir sin que nadie sospechara: - "Me disculpan, señora, señores, tengo que aliviarme en el servicio"- La madre del pequeño sonrío amable a la vez que lanzaba una petición: "¿Es usted profesor, no?- la pregunta era más que innecesaria, además de inoportuna, sobreponiéndose contestó :-"Así es señora, cuando vuelva conversaremos, con su permiso"- haciendo un gesto con la mano consigue salir del compartimento. La mujer, un poco contrariada, apenas llega a pronunciar una palabra antes de que la puerta se cierre. El Asesino anda suelto, peligrosamente oculto y solitario, más cerca que nunca...
posteado por david @ 12:17   0 comentarios
David


hard core libertario

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