qué soy sino una imagen inventada, un olor ficticio, un recuerdo de mí mismo. Un compás sin tiempo, palabras derramadas junto a la saliva que me dedica la vida, sin cariño ni mesura, sólo sentado ante la nada en una silla. Siento que ruedo, que me doy con los costados en el suelo, un muelle sin dueño (ni lo quiero) girando ladera abajo, montaña devastada por la popularidad, lista de visitas interminables, pisadas allanando las cumbres. millones de luces de ciudades simulando lumbre, atrapado entre barrotes miro, Polizón destapado, triste y sin abrigo, aburrido... marinero sin barco ni puerto para esconderlo... agujeros entre rocas, sólo para el cielo...
sólo escribo, sin folios ni plumas... uso mi dedo sobre las dunas y describo elipses de mujeres desnudas, blancas como la luna, pero llenas de color como los cantos de cuna. |