Enciendo la luz una y otra vez… respiro entre sudores fríos, ahogándome en mis propias dudas, mi timidez, mi escondite, mi soledad, mi lugar, mi risa, el escape… no hay escape… levanto los párpados, esfuerzo vespertino de incompensable dolor, saber que todo es así porque durante siglos han decidido los mismos… como si Luis dieciséis, catorce o veinte mil, gobernara la republica francesa en secreto, o como si los nazis todavía existieran… ah!! Pero existen, menos mal que cuando enciendo la luz recuerdo que sigo vivo, que puedo levantarme, escribir una historia o la mía propia, mis días… mi vida; sobre la marcha…
El lobo se levanta por las mañanas y piensa: “tengo hambre, qué me comeré hoy…”
El ratón se levanta por las mañanas y piensa: “qué hambre tengo, ¡qué haré hoy para que no me coman!”
¡Seamos lobos…
no dejemos que ni un minino ni nadie escriba nuestra vida,
tomemos las riendas!