sin miedo a pensar

APAGA EL SILENCIO Y LLENA TU MENTE DE RUIDOS HERMOSOS QUE ACALLEN EL ALMA ANGUSTIADA, RESPIRA EL AROMA DE LETRAS QUE EN UN LIBRO SE ENCIERRAN, Y ABRE LAS PUERTAS SIN TITULO QUE TODAVIA HAN DE ESCRIBIRSE... LEE Y CREA BURRO!!
18/12/06
El vuelo de una golondrina

¿Por qué los seres humanos estaremos obcecados en ser mejores de lo que lo somos en este mismo momento? ¿Es que acaso estamos condenados a la insatisfacción?

Pues sí, pero eso también nos puede hacer sentir bien. Supongo que debo intentar explicarlo.

El vuelo de una golondrina es bello porque se equivoca en su rumbo constantemente y lo corrige con gracilidad. Pero emular eso no es fácil, de ahí que apreciemos su belleza. Ir siempre en la misma dirección sin temer al error es tan necio como deambular en todas direcciones en busca de la verdad del camino.

En nuestra sangre, como en la de las golondrinas, hay una brújula; esta nos indica qué vías podemos tomar, así como las que no estamos hechos para transitar. Por supuesto, en nuestra elección está el usarla o no para decidir nuestro movimiento. Supongo que según nos vamos haciendo más “experimentados” en la vida, nos resulta menos instintivo consultarla. Y así, empujados por rudos mecanismos que nosotros mismos nos instalamos para hacernos en teoría más eficientes ante las dificultades, creemos que se abren nuevos senderos por los que andar placenteramente. Y cometemos el grave error de aventurarnos en ellos, como el conejo que busca cobijo en la guarida de la serpiente. No obstante, de superar las adversidades que se presentan, se supone que esto nos haría más fuertes pues nos haría ser más conscientes del camino correcto.

No digo con eso que estemos sometidos a un destino irrefutable, hablo de conservar y renovar el conocimiento de mirar la brújula, de escuchar las palabras que decimos sin necesidad de abrir la boca. De conocernos a nosotros mismos. Ahí está la base de la autocrítica, y en su ausencia estamos condenados tarde o temprano, y a menudo frecuentemente, a traicionar nuestra propia naturaleza.

Sin embargo no hay que engañarse, este camino indicado no es una senda de purificación ni un paseo de retribución. Insistir en resaltar nuestras faltas lleva a la autocompasión, que, fuera de una lacrimosa película, no da ningún sentido a nuestras vidas. Reconocer errores para actuar en consecuencia es fin de sabios, según dicen, mientras que usar ese conocimiento para escudar defectos mayores no es sino propio de una gran debilidad; es este quizás el punto más flaco de muchos de los que nos consideramos seres sensibles.

Reconozcamos al aire, porque si no nunca tendremos alas.

TEXTO ORIGINAL DE RAÚL, GRACIAS POR COLABORAR!!!!
posteado por david @ 7:38  
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David


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