Murmullan historias ante mis ojos; acontecen remolinos de adversidad como antaño cantaron los dragones y corrieron en diligencia los jinetes.
Extraños viajes contados por otros, silencios, secretos, intempestiva hilaridad ante fuegos guerreros y sus corazones, todos valientes, locos, herejes.
Tierras subyugadas al viento y el polvo, al silbido seco del indómito desaire de labios cortados, como palabras tímidas, de pasos estrechos e inmensidad de desierto, Y, como en un combate, me rebate el tiempo.
Como el temple rupestre en la distancia lloro y me ignoro, cuando de mis amores brota la sangre y retorno al hueco húmedo de tus palabras tibias. |