Se pierden esos ojos jóvenes en el horizonte que se aleja y no retrocede, se impone y no espera que llegue la luna con manto de noche ni que el sol en este próximo alba se asome
cantan por desamor el derroche y el fantoche, el rey y la torre que juegan al enroque mientras tus ojos jóvenes no conocen ni la noche y sus reproches
ni el fuego de un día que no se esconde, los mismos hacen que tus velas engorden y lleven tu barco donde llueven arpones de hielo y fuego, pero tú no te sobrecoges
porque tus ojos perdidos en los goznes entre el mar y el cielo, lejos del garrote, se abrazan al horizonte celoso y enorme, sanador, misericordioso hasta con Caronte. |