25/7/09 |
Relámpagos y destierro
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Un relámpago cruzó uno de los cielos que cubrían la noche. Los puntos cardinales giraron a lo loco, caprichosos y anunciando reproches. Cambió la torna que aguantaba el agua y mis ojos.
Relucieron las ramas ocupadas de los árboles con la luz de la tenue luna cascabelera y su enojo al descubrir que el guía se había ido a por soles dejándonos como troncos a la vuelta del mundo y solos.
Las sombras escondían la luz entre los hombres llegando a cubrir sus rostros de absoluto dolor pasos sin resolución ni empuje, vacíos los odres todos grandes y oscuros, apagados y roncos.
¡Luna, al traspiés del viajero y tras el cerro de la torre! ¡Luna, al revés del sincero y el bello alcornoque! ¡Suba de la mar la espuma y en mi la locura y sucumba entonces y al fin la desdichada aventura!
La misma a la que abandonamos la vida la que blanca y pura no pierde corteza ninguna como el alcornoque sumergido en el lago y mira con las ramas al cielo por si se la descubriera desnuda.
Y allí miré a mi solitaria sombra descuidada tanto por la paz del mundo como por el relámpago que pasó apresurado y amándome como mi amada, hermosa es la voz y su llamada y distante este instante amargo
Apoyado en la vera de un lago dibujando ondas con las manos conmocionado por aquel árbol y su sueño ante todos desatado y mi sombra y yo alejándonos del destello eterno del cielo estrellado. |
posteado por david @ 9:56 |
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