8/6/10 |
afilando el oído, para afinar la lengua
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bajo la piel trémula y rosada que en un rincón protege su alma muere el tiempo y sus ojos que se apagan
Y en la defensa del amor, de lo natural, nadie es nadie donde no hay ecos que lleven su voz mientras perplejo sangra y llora, lucha y asiste
nubes a ras de suelo que levan los vientos, los niños y sus sueños a dónde lleguen a viejos lejos, lejos, de monstruos feos y obtusos entre la normalidad y el descampado, a sustos.
¿no quedarán historias entre las grandes, que nadie conozca?
a veces imagino lo que hay dentro de quien me rodea, y no son más que partes de mí mismo lugares y sentimientos conocidos, como la mar tan eterna y plena. |
posteado por david @ 1:25 |
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