... No hay lugar donde mirar, no quedan resquicios, rincones, recovecos... lugares de silencioso ajetreo, donde los colores bailen en el fluir natural de las lluvias, donde torrentes de hojas doradas caigan sobre nuestras caras, o ruidosos conciertos de afanosos pájaros del planeta rompan la melodía del tiempo... El mundo precipitado, deliberadamente, del orden filtrante, donde ni escribas ni escritores escriben, pues manos de hueso les quedan, donde los libros están siendo vaciados, omitidos por la sociedad en el discurso de acomodados como yo, escondidos, ¡sepultados por los gritos en circos llenos de romanos furiosos que pisotean la arena!. O son quemados, fuegos fatuos en días de grises y cruces, en noches de traiciones y puertas rotas, ventanas cerradas, ojos cerrados...
no hay lugar donde mirar, si sabes mirar... sólo nos queda compartir los "infinitos del camino", aquellos que nos recuerdan por qué queremos ser mujeres y hombres libres.
["...siempre se asoció en la antigüedad la creación a lo divino, para mi es una cualidad y una capacidad inevitablemente humana, tanto, como destruir. entonces usemos nuestras manos para crear mundos libres, porque estaremos destruyendo simultáneamente los que no lo son..."] |