Qué bonitos son los reencuentros Y qué fugaces resuenan en el eco Del tiempo, cómo se alejan de uno Casi como una despedida, tan presentes.
Sintiendo con cada pálpito un paso Un metro medido por el dolor El espacio, la distancia, el camino Las personas, el amor, el destino
Y una melodía inventada Sirve el melodrama Como una espada Que se clava En lo más estrecho del alma Y excava y orada y lo empaña.
Pero nada detiene ya este esmero Por seguir hacia ningún puerto O hacia todos ellos.
El esfuerzo del reencuentro Al ansia y el deseo, todo ello Parte de un hermoso flirteo
Enmascarado de besos De carencias y excesos De virtudes y defectos De miradas llenas de sexo.
De mundos a medias Que se piensan completos Que se cierran secretos Distantes de la gente seria.
Amenazada la cordura Por sí misma, sujeta Amarrada al control Al desierto de espesa bruma
Amamantada de locura La cuerda se tensa Empapada de horror Por vivir, la libertad fecunda.
Y mientras se alejan sordos El dolor y los pasos, Como un crucigrama acabado Se pierde entre pasados
Que de vez en cuando Desenterramos Y como el doctor frankenstein, Resucitamos.
Tan sólo para atraparnos A voluntad y amando Aunque sea un recuerdo Aunque estemos en otro puerto.
|