Tiempo, agua y metal Sexo, amar y esperar
Comprensión, crecer y cambiar Inocencia y descubrimiento de azar
Incienso, roca y tacto Besos, anhelo y regocijo
Vientre, concupiscible Alma, eterna como un espejo
Mente volátil como el cielo Manos unidas por el silencio.
Y en todo ese huracán de estepas dibujadas en lienzos con acuarelas, Cae la tarde sobre tu cuerpo que yace desnudo en mi mente, tierno e hiriente
Y recelo de esta vereda que hacia ti me lleva
Y releo los mismos versos que antaño me regaló Mario
Compañeros hasta en lo bueno hermanos, amantes, eternos.
Y comprendo que esta vereda no llega, ni se queda tan solo me complementa.
Construyo entonces los puentes de los que habla la gente salvando abismos insalvables para personas indomables, que hablen.
Y tiempo que surcas el agua Y metal que lloras en la fragua Y sexo que llenas mi vientre Y vacías mi acongojada mente
Y roca, y amor y tacto Y vos desnuda, hirviendo presente y evaporando besos que sigo de lejos.
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