Tomé una vez más el aliento de la muerte, lo hice mío, aguanté un instante y luego lo deje escapar lentamente, como poniéndole fin a todo, al suave sofá sobre el cual cabeceaba, a la luz de un hogar tranquilo, el murmullo risueño del barrio y la fuente... cerrando los ojos, oyendo susurros de noticias ensangrentadas, manchadas de desamparo y lágrimas, de histeria y enfermizo pánico; de repente abordaron mi mente imágenes, flashes de historias, de protagonistas... de personas, de iguales, de circunstancias, de realidad... y desperté suponiendo que mi racha de buena suerte pronto terminaría... |