Una melodía suena sobre todas las demás colma mis oídos de viejos ruidos conciencia inquieta que por dentro se esmera, no en acunar sueños, sino en reventarlos.
Mil días huído, escondido de mi mismo, ente sábanas de egoísmo, y versos perdidos. Memoria de instantes y suicidio de instintos, encontrando senderos entre las pérdidas de tiempo; un momento, respiran mis ojos agua salada y se agachan las ganas bajo miradas enfrentadas. Un mundo en la quietud del tiempo, sólo, aguardando infinitos que entretengan mis sentidos. |